lunes, 5 de junio de 2017

LA REACCIÓN ES DETENERLE

(Mc 12,1-12)
No debe extrañarnos que nuestra reacción hoy sea igual. No me refiero a nadie en particular, sí al mundo en general. Porque una gran mayoría del mundo le rechaza, aún admitiéndole. Porque, no el que dice: Señor, Señor... -Mt 7, 21- entrará en el Reino de los cielos.

Y es que está ocurriendo eso mismo. Y eso fue lo que entendieron aquellos judíos contemporáneos de Jesús, pues su reacción fue detenerle. Así lo describe el Evangelio: Trataban de detenerle —pero tuvieron miedo a la gente— porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron. Lo cual no deja lugar a ninguna duda.

Hoy, más de lo mismo. Seguimos dando una respuesta negativa. No queremos oír ninguna insinuación ni mandato. Nos bastamos nosotros mismos para administrar nuestra viña. Nuestra viña que es nuestro espíritu, nuestra Iglesia y nuestro mundo. Ese lugar donde hemos sido plantado y en donde tenemos y debemos dar esos frutos que el Viñador nos ha puesto.

¿Qué clase de arrendatarios somos? ¿Respondemos a los deseos del Viñador que nos ha puesto al frente de su viña, o le negamos los frutos que Él espera? ¿Administramos la viña tal y como Él nos pide y quiere, o lo hacemos según nuestros planes, proyectos y apetencias? ¿O negamos toda clase de ayudas, de consejos, de invitaciones y auxilios para contribuir a cultivar y producir los frutos esperados por el Señor de la Viña? Incluso, respondemos de forma tan agresiva que estamos dispuesto hasta matarle. Y de hecho lo borramos de nuestro corazón matándole con nuestras criticas, murmuraciones y comentarios negativos.

Posiblemente, necesitamos reflexionar más y mejor, ayudados por un ambiente que nos sirva para vernos más profundamente y abrirnos a la acción del Espíritu Santo, que nos llama y nos abre su Gracia para alumbrarnos y darnos luz.

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