lunes, 24 de julio de 2017

EXIGENCIAS Y MILAGROS

(Mt 12,38-42)
El hombre exige pruebas y milagros para abrirse a la fe. Pero, más que llevado por su inquietud, por razones de poder. El hombre teme que Jesús les quite poder. Observan que la gente le sigue y se rinden a su Palabra y Obras. Y eso les enfurece y desespera. Tratan de desacreditarlo, y es por eso por lo que le piden que haga algún prodigio que les deslumbre y les convenza.

No deja de ser una contradicción exigir pruebas para responder con la fe. La fe no pide ni exige pruebas, pues su esencia es precisamente el fiarse y abandonarse en aquel que cree. Y cuando la tienes, la fe desaparece. Pues, delante del Señor no te hace falta. Ya lo estás viendo. Conocemos al Señor Jesús por la historia, y también por el testimonio de sus apóstoles derramado en la Sagrada Escritura. Fueron muchos los que presenciaron su Muerte, y, sus apóstoles, su Resurrección. Fundamento de nuestra fe.

Quizás nos ocurre como a aquellos escribas y fariseos. Admitir la Resurrección de Jesús nos invita al cambio de vida y a la conversión. Y eso nos complica la vida. Cuando se piensa que el amor es procurarse bienestar y satisfacción para uno mismo, se está en el polo opuesto, y lo que se hace es vivir en el egoísmo y para uno mismo. Luego, en cuanto se exige renuncia y sacrificio, el amor falseado desaparece y se desenmascara.

Entonces, tratamos de justificarnos y de levantar barreras que nos impiden creer. Utilizamos el filtro de la razón y ponemos nuestra condición humana, débil y frágil, para justificar nuestros pecados y no dar el brazo a torcer. Pensamos que, por nosotros mismos podemos amar, y no descubrimos que sólo en el Señor podemos llegar a ser capaces de vencernos y darnos en amor.

Jesús ya ha dicho todo en la Cruz. Nos ha redimido y perdonado, y en consecuencia, salvados. No habrá más señales ni prodigios. Todo ha sido consumado. Ahora depende de ti, de abrirte a su Palabra y a su Amor. Ha entregado la Vida por ti, para cambiarte la tuya por una Vida en plenitud eternamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.