Jn 12,1-11 |
Y Dios, que nos ama, no puede hacer nada al respecto. Simplemente, aguarda en silencio. El silencio del Amor de Dios, estupenda reflexión, que recomiendo a todos, del Cardenal Robert Sharah: "La fuerza del Silencio". Ese es tu camino y también el mío, llegar a lo más profundo donde mora el silencio de Dios. No cabe ninguna duda que eso supone una intimidad paciente, profunda, perseverante, diaria y silenciosa con Dios. Una cosa es segura, Él nos espera.
No trates de ser ni de hacer sin antes no llegar a Dios. Él es la clave, la medida, el amor y todo lo que realmente somos. Y de Él saldrá todo lo que hagamos. En mi experiencia personal tengo que decir que he tomado casi siempre el atajo del hacer. O, al menos, he pensado que ese es el verdadero camino a seguir, y me he topado con el fracaso, el cansancio, la confusión, la oscuridad y... Porque, sin Él nada puedes. Él sólo basta. Son palabras que otros han dicho y el mismo Jesús ha pronunciado.
Es de sentido común que si llegas al núcleo del amor te convertirás tú también en amor. El fuego derrite al metal y se confunde con él. Si encuentra a Dios quedarás contenido en su amor y serás verdadero amor. Luego, empecemos la casa por los cimientos y busquemos en la profundidad del silencio el verdadero y Absoluto Amor de Dios.
Y esta semana de Gracia, que vivimos en la Iglesia, haciendo viva y actual la Pasión del Señor, nos puede ayudar a dar un pasito más para dejar convertirnos como niños, porque el Amor de Dios nos hace como niños, condición indispensable para entrar en el misterio de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.