Mt 13,18-23 |
No cabe ninguna duda que ante la escucha de la Palabra se dan muchas respuestas. En algunos caso, incluso con buena actitud o con la mismas actitudes, pero con resultados muy diferentes. Y es que somos libres y ante la respuesta a la Palabra de Dios tu elección depende de ti, sobre todo de tu fe, porque te encontrarás con dificultades y contratiempos que levantan barreras difíciles de superar. Sólo la fe y la paciencia añadida a la confianza en el Espíritu Santo te fortalecerá para superar esas dificultades.
Muchos han dejado endurecer sus corazones rechazando la escucha de la Palabra y justificándose con todo lo que les puede servir para esconder sus apetencias, sus egoísmos y su incredulidad. Piensan que su felicidad está en otro lugar. El resultado será el alejamiento y el vivir de espaldas a Dios. Otros tienen buena predisposición y actitud. Son gente bien intencionada y de buena voluntad a escuchar la Palabra, pero débiles en las pruebas. A las primeras de cambio, cuando llegan las dificultades o la persecución reniegan de ella.
Hay otros que están convencidos de que la Palabra es la verdad y la aceptan, pero, ante los afanes de la vida, el éxito y las riquezas se olvidan del mensaje. Confunden la buena Noticia de salvación con el vivir bien en abundancia de éxitos y riquezas estos cuatro días en este mundo terrenal. Y, por último, están aquellos que escuchan la Palabra, la aceptan y se esfuerzan en vivirla coherentemente. Con sus fallos y pecados, pero tratando siempre de levantarse y seguir el camino. El resultado es un giro total en la orientación de sus vidas y una conversión de cada día.
¿En qué situación me encuentro yo? ¿Soy de los que me cierro a la Palabra y la rechazo? ¿Soy de los que la acepto y tengo buena intención de seguirla, pero me aburro, me retiro ante las primeras dificultades? ¿Soy de los que la comprendo y veo que es la verdad, pero las seducciones del mundo me atraen y me olvido de ella? ¿O soy de los que la escucha y, a pesar de las dificultades, e injertado en el Señor, sigo adelante?
¿En qué situación me encuentro yo? ¿Soy de los que me cierro a la Palabra y la rechazo? ¿Soy de los que la acepto y tengo buena intención de seguirla, pero me aburro, me retiro ante las primeras dificultades? ¿Soy de los que la comprendo y veo que es la verdad, pero las seducciones del mundo me atraen y me olvido de ella? ¿O soy de los que la escucha y, a pesar de las dificultades, e injertado en el Señor, sigo adelante?
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