martes, 18 de septiembre de 2018

UNA ACTITUD COMPASIVA

Resultado de imagen de Lc 7,11-17
Lc 7,11-17
Se nota cuando una situación es extrema y la gente acude. Es decir, se despierta la compasión de la gente. Aquel entierro, que se encuentra Jesús en su camino, estaba marcado por la cantidad de gente que iban acompañando a la viuda, madre del joven fallecido. Una circunstancias extremas de aquella época, viuda e hijo único, que agravan mucha la situación.

El Evangelista destaca todos esos rasgos para detener la atención en la actuación de Jesús. La comitiva mueve la compasión de Jesús que decide actuar compadecido de la situación de aquella madre viuda ante la pérdida de su único hijo. Jesús actúa ahora por verdadera compasión. Se conmueve al ver los llantos y desconsuelos de aquella pobre viuda. 

Me pregunto que sucedió en aquel gentío cuando observaron como Jesús, compadecido actúa y le devuelve la vida a aquel joven. Me pregunto que pasaría hoy si fuésemos expectadores directos de un milagro como ese. Y supongo que quedaríamos impresionado, tal y como sucedió en aquel momento, pero luego la vida de cada uno seguiría su curso.  Realmente es un gran misterio nuestra respuesta de fe. Incluso, viendo nuestra reacción, puede quedar en nada o casi nada. Y lo digo, porque ya lo dijo Jesús en aquella parábola del rico epulón -Lc 16, 19-21- pues si no creen en Moisés y los profetas tampoco se convencerán aunque un muerto resucite.

Cada día hay multitud de señales y milagros que sólo ven aquellos que tienen los ojos bien abiertos por la fe. Muchos ven pero sus ojos están cerrados y ciegos por el mundo. Sí, experimentan emoción, compasión y se conmueven, pero no llegan a la profundidad de dar un giro total a sus vidas y, acomodados en ella, continúan su equivocado camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.