martes, 16 de octubre de 2018

LAS APARIENCIAS NO TIENEN SENTIDO

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Lc 11,37-41
La vida es algo más que reglas y preceptos. Es obvio que se necesitan y son de gran ayuda, pero si el precepto no va acompañado de la vivencia es que algo falla y se falsea en la vida. Porque, las apariencias no tienen sentido, son un engaño y una mentira. Hoy dices sí y mañana no. Todo va según los intereses y conveniencias. 

No se puede vivir de las apariencias exteriores, porque lo que va por dentro es lo verdaderamente auténtico. No se es lo que se parece y aparenta, sino lo que realmente se muestra interiormente cuando habla el corazón. Jesús hace hincapié en esa doble vara de medir de los fariseos, y les descubres en sus apariencias y falsedades ante sus faltas de coherencia en la vida. Por un lado se muestran cumplidores ante la ley, pero, por otros se conducen según sus intereses y caprichos.

No limpia su corazón interiormente sino se cuidan de aparentar exteriormente y de parecer lo que realmente saben que no son. Sólo les interesa ser vistos y admirados sin importarles los demás. Miran para otro lado ante el sufrimientos de los marginados o necesitados. No se preocupan de limpiarse por dentro ni de purificar sus malos pensamientos. Se sienten importantes por su poder y por ocupar los primeros puestos sin importarles las necesidades de los demás.

Se trata de limpiar nuestro corazón y poner a disposición de los más necesitados lo que hemos recibido y guardamos en nuestro corazón. Se trata de compartir y sacar al exterior lo bueno de nuestro interior, los buenos sentimientos que dignifican al hombre y alivian a los necesitados. Se trata de cumplir dando ejemplo y testimonio de misericordia y de amor.

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