viernes, 11 de enero de 2019

EL CONTAGIO DE LA FE

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Jn 5,12-16
Es verdad que si nos acercamos a alguien enfermo y con un virus que se contagia contagiamos al que está a nuestro lado. Pero, si nos vacunamos evitamos ese contagio, tanto nosotros como a los que nos acercamos. La vacuna de la gripe, por ejemplo, que tanto se aconseja en estos tiempos primeros de otoño persigue ese fin, prevenir que el virus de la gripe nos contagie y nos ataque.

Posiblemente, muchos de nosotros estemos vacunados contra la fe, y por muchos testimonios que veamos y hasta presenciemos no dejamos que la fe llegue a nuestros corazones. Sin embargo, el Señor está siempre pendiente y atento a nuestras súplicas. Esto ocurrió en el Evangelio de hoy, se acerca un leproso a Jesús, enfermedad casi incurable en esa época, y le súplica que le cure. Y el Señor responde con compasión y viendo su fe le cura.

Ese ayer corresponde también a hoy. Porque, el Señor es del ayer, del presente y del mañana, y está en estos momentos presentes en tantas personas enfermas, físicas y espiritualmentes, que de suplicarle las curará.  Quizás no sea una curación a nuestro gusto, pero sí la curación que realmente necesitamos. Tengamos en cuenta que lo principal es limpiar nuestra alma de tantas impurezas y pecados cometidos, y que la verdadera curación es salvarla para el gozo de la vida eterna.

Nuestro mayor pecado es la carencia de nuestra fe. Es desconfiar del Poder y del Amor del Señor y de querer interpretar y razonar sus actos, su sabiduría y su poder. ¿No es este el hijo del carpintero? ¿De dónde le viene entonces esa sabiduría y poder? - Mt 13, 55-56 - Su fama ha crecido mucho hasta el punto de ser muchos los que se acercan a escuchar su Palabra y a suplicarle ser curados. Pero, siempre continúa el mismo peligro, ¿qué realmente buscamos? ¿Ser curados? ¿Que la vida se nos arregle según nuestras apetencias e intereses? 

Posiblemente, nuestra condición humana busque eso, pero pensemos que los planes de Jesús son otros y Él nos ha mostrado y enseñado con su Vida y sus Obras. Tratemos, a la luz del Espíritu Santo, de entenderle.

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