Lc 4,14-22 |
Uno de mis primeros libros se titula por la acción del
Espíritu. Nunca había pensado que pudiera llegar a escribirlo y, tengo que
mencionar a Rosa Mª Sánchez Juárez, pues fue la persona que me empujó a que
escribiera mis vivencias y reflexiones, y me ayudó a editarlo. Pero, desde esos
momentos y de forma progresiva he ido intuyendo y percibiendo la presencia del
Espíritu en mi vida que realmente me empuja y me dirige señalándome los caminos
a tomar.
Creo que muchas cosas de mi vida no las podía explicar
sin la acción del Espíritu. Y creo que el Espíritu Santo está presente en todos
aquellos que lo invocan. Hoy, el Evangelio nos lo presenta actuando en la vida
de Jesús y cumpliéndose la promesa que en Jesús está profetizada: «El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los
pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y
la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año
de gracia del Señor».
Continúa el Evangelio diciendo que todas las miradas
estaban fijas en Él, y Jesús les dijo: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido
hoy». Y todos daban testimonio de Él y estaban admirados de las palabras llenas
de gracia que salían de su boca.
Y hoy continúa el Espíritu de Dios actuando en todo
aquel que se abre a su acción. Porque, todos los bautizados le han recibido al
igual que en el Bautismo de Jesús descendió sobre Él en forma de de paloma. Es
el Espíritu Santo quien nos guía, nos da sabiduría, nos fortalece...etc. «El
fruto del Espíritu es: caridad, paz, alegría, paciencia, afabilidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre, templanza» (Gal 5,22-23).
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