Mt 1,1-17 |
El origen de Jesús está enraizado en las raíces mesiánicas del pueblo judío. Desde Abraham hasta David - catorce años; desde David hasta la deportación a Babilonia - catorce años - y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo Jesús - catorce años -. Y a través de esta sucesiones y etapas se iba transmitiendo los anuncios mesiánicos que han seguido, a través de la Iglesia, hasta nuestros días.
De esta forma, también nosotros tenemos la responsabilidad de transmitir este Anuncio de la Buena Noticia desde el momento que quedamos injertados por el Bautismo en el pueblo de Dios. Por tanto, se hace necesario conocer el origen de nuestra fe para poder transmitirla con conocimiento y responsabilidad. Dios se ha querido revelar a través de un pueblo elegido con todos sus problema y vicisitudes.
Un pueblo que necesita creer y apoyarse en la Palabra de Dios, que nos viene anunciada, primero por los profetas y luego, preparado el camino por Juan el Bautista, por el Mesías y Salvador, que, no sólo la Anuncia, sino que también con sus Obras y Vida le da cumplimiento. Un Mesías nacido del pueblo elegido y de la promesa hecha a Abraham.
Un Mesías y libertador que nos libera de la esclavitud del pecado que nos somete y nos tienta a través del recorrido de nuestra vida.
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