sábado, 8 de febrero de 2020

AL LÍMITE DE TUS FUERZAS

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Mc 6,30-34
Queremos hacer muchas cosas y no damos descanso a nuestra actividad de apostolado. A veces confundimos nuestro ser cristiano con hacer y hacer olvidándonos de lo fundamental, creer en el Señor e imitar su estilo de vida donde el amor es lo fundamental. Porque, quien ama hace y quien hace da todo lo que tiene.

Ocurre que queremos llegar a muchos lugares y a muchas personas y abarcar muchos conocimientos. Queremos, en definitiva, hacer mucho pensando que las cosas dependen de nuestro esfuerzo y de nuestra implicación y, sin darnos cuenta, nos estresamos y agobiamos terminando cansados y desfallecidos. 

Hoy, Señor, en el Evangelio, nos invita al descanso y a la imperiosa necesidad de reponer fuerzas y de recuperar las energías gastadas en la labor de cada día. No debemos olvidar que todo lo que somos y tenemos lo hemos recibido gratuitamente y, es eso, precisamente lo que debemos dar, porque no tenemos más. Cada cual ha recibido sus talentos, tres, dos o uno, y son esos talentos recibidos los que tienes que dar y hacerlos rendir al máximo.

No podemos dar más ni tampoco menos, ni agobiarnos, porque es eso lo que podemos y tenemos que dar, no más. Somos, pues, fieles a los talentos recibidos e, injertados en el Espíritu Santo, demos todo lo que tenemos hasta el límite de nuestras fuerzas. Y luego, sin más, por la Gracia de Dios, descansamos.

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