Mc 6,30-34 |
Ocurre que queremos llegar a muchos lugares y a muchas personas y abarcar muchos conocimientos. Queremos, en definitiva, hacer mucho pensando que las cosas dependen de nuestro esfuerzo y de nuestra implicación y, sin darnos cuenta, nos estresamos y agobiamos terminando cansados y desfallecidos.
Hoy, Señor, en el Evangelio, nos invita al descanso y a la imperiosa necesidad de reponer fuerzas y de recuperar las energías gastadas en la labor de cada día. No debemos olvidar que todo lo que somos y tenemos lo hemos recibido gratuitamente y, es eso, precisamente lo que debemos dar, porque no tenemos más. Cada cual ha recibido sus talentos, tres, dos o uno, y son esos talentos recibidos los que tienes que dar y hacerlos rendir al máximo.
No podemos dar más ni tampoco menos, ni agobiarnos, porque es eso lo que podemos y tenemos que dar, no más. Somos, pues, fieles a los talentos recibidos e, injertados en el Espíritu Santo, demos todo lo que tenemos hasta el límite de nuestras fuerzas. Y luego, sin más, por la Gracia de Dios, descansamos.
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