Lc 10,1-12 |
Simplemente enviados. Enviados no a convertir sino, simplemente, a preparar el camino. A anunciar que Jesús, encarnado en naturaleza humana y enviado por el Padre, está entre nosotros. Él - el Reino de Dios - nos anuncia su llegada y nos revela de parte de su Padre, su Infinito Amor a cada uno de nosotros. Y en eso consiste nuestro preparar el camino al Señor.
Porque, Él es el Camino y nosotros simples obreros que preparamos el camino anunciando la venida del Señor, la Buena Noticia de Salvación. Igual que Juan - aunque nunca a su altura - somos enviados a allanar y preparar el camino para que, luego, el Señor active en nuestro corazón ese Amor que, desde el instante de nuestra creación, ha sido sellado a fuego en cada uno de nosotros.
Porque, es Xto. Jesús el único que realmente Salva. Es Él el que nos da la vida con su Palabra y Fortaleza para convertir nuestro corazón en un corazón manos, suave, humilde y disponible al amor. Sí, desde el instante que nuestro corazón empezó a latir dentro del vientre de nuestras madres, hemos sido enviados a anunciar a Buena Noticia. Y, en la hora de nuestro bautismo, hemos recibido al Espíritu Santo para acompañarnos y fortalecernos en la misión que hemos recibido.
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