Y eso es lo que transmite Jesús, libertad y confianza,
nos libera de la mentira e hipocresía que se esconde tras y en el pecado. La
verdad, por tanto, está en Jesús, que hace la Voluntad de su Padre Dios. No
está la verdad en los hombres, que tratan y quieren imponer su Voluntad, que
está sujeta al error, a su soberbia, vicios, pasiones y pecados. Sólo, si
miramos a Dios encontramos la Verdad. Una Verdad que te libera, que se apoya en
lo que es bueno, que busca el bien común y se comparte en y con la búsqueda de
lo mejor para todos.
Además, nuestra propia experiencia nos descubre esa sintonía con la verdad. Todos queremos decir y vivir en la verdad. Nadie quiere ser engañado y, la Palabra que Jesús nos anuncia coincide con lo que realmente sentimos dentro de nuestro corazón. Por eso, nos admira y nos gusta escuchar a Jesús. Su anuncio habla sobre esa Verdad que todos queremos también hacer nuestra. Y, verdaderamente, nos sentimos libres, a gusto y en paz cuando le escuchamos. Nuestro corazón salta y se estremece de gozo y alegría.
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