La últimas
palabras de Jesús en el Evangelio de hoy domingo son: «Ni
un cabello de tu cabezas perecerá: con tu perseverancia salvarás tu alma. Esa
es la clave, lo decíamos ayer, la perseverancia, porque vendrán tiempos difíciles, de oscuridad,
de persecuciones y de destrucción como antesala del final del mundo. Y habrá
que resistir confiados en la fortaleza que nos da el Señor. En Él ponemos toda
nuestra confianza y toda nuestra esperanza.
El Evangelio de
hoy nos describe que sucederá antes de la hora final. Y me pregunto: ¿No está
pasando eso ya? Conviene y te invito a que lo leas detenidamente. A mí me
parece que, tal como dice el Señor, todo lo que dice se está fraguando. El
mundo está loco, las leyes son disparatadas, se destruye la Ley natural y, al
parecer, los nuevos dioses de este mundo quieren construir una nueva barca
según sus propias leyes. ¡Disparatado!
Y ante todo este
alud, Jesús nos invita y nos dice que no tengamos miedo. Estamos salvados si
perseveramos en la fe; estamos salvado, ¡pase lo que pase!, si creemos en su
Palabra y perseveramos en el esfuerzo de hacer el bien y de amar con
misericordia. ¡No tengamos miedo! Pasaremos de este mundo, porque, es evidente,
tendremos que morir, bien por enfermedad o por martirio, pero iremos a la Casa
que el Señor ha ido a prepararnos.
Realmente, a pesar de lo tiempos que vivimos, es gozoso experimentar esa esperanza. La muerte, aunque nos pueda hacer sufrir, ya no nos da miedo. Es la puerta para llegar al lugar que deseamos y queremos estar, en la Gloria de Dios Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.