No es lo más
importante cumplir con los preceptos y normas que marcan la ley, sino que lo verdaderamente
importante de la Ley es la justicia, la misericordia y la fidelidad. Esas son
las Palabras de Jesús en el Evangelio de hoy: (Mt 23,23-26): En
aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que
pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más
importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que
había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el
…
Sus palabras son
tan claras que no admiten discusión. Quizás, lo único que nos cuestiona es
revisar nuestra vida y descubrir muchos momentos, al menos yo así lo reconozco,
en los que posiblemente, unas veces consciente y otras inconsciente, hemos tenido
algo de hipócrita.
Y lo hemos sido
cuando nos hemos situado entre Dios y los hombres para dar ejemplo e
interpretar las acciones de otros. Quizás no nos hemos dado cuenta muchas
veces, pero instintivamente corregimos y enjuiciamos las actuaciones de otros
sin saber realmente lo que hay más allá donde nosotros no llegamos ni
alcanzamos a ver.
Dejemos que Dios determine el qué, el cuándo y el cómo de su proximidad a cada persona. El lo sabe todo, y como Creador que es, ¡ya es lo bastante experto como para conseguir que su creatura se percate de ese amor directa y libremente (del Evangelio Diario en la compañía de Jesús – Francisco José Ruiz, SJ).
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