Creo que ese
debería ser el lema de nuestra vida: «Somos seres en
actitud de espera» Porque, sabemos que nuestro recorrido una
vez que empieza tiene un fin. Y de ese fin – que es cierto y seguro – no conocemos
la hora ni el momento. Por tanto, siendo lo más importante de nuestra vida,
debemos tenerlo muy presente y estar muy atentos.
¿Y por qué es muy
importante? Porque, de la actitud que tengamos en nuestra espera dependerá
nuestra felicidad eterna. ¿No es eso lo que buscamos? Pues, se esconde ahí, en
nuestra actitud de saber esperar, aguardando con astuta vigilancia y esperanza
de que nos llegue consciente de que viene el Señor.
Ese es el momento
principal y más importante de nuestra vida. Todo dependerá de que el Señor nos
sorprenda preparados, con la lámpara encendida y nuestra alcuza llena del
aceite de buenas obras de amor y misericordia gratuitas.
Y eso exigirá
estar alerta, que no significa estar preocupado y en vigilancia activa y continua,
sino en atención y escucha permanente a la Palabra del Señor, que está presente
y que será el Único que estará contigo en tu hora final. Nadie podrá acompañarte
al encuentro con tu Padre Dios sino el Hijo, nuestro Señor Jesús. De ahí que
nuestra relación diaria, continua y permanente con Él sea de vital importancia.
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