Nace en mí una reflexión sobre lo que comporta seguir a alguien o caminar con él, "juntos", hacia el encuentro con ALGUIEN.
El término seguir significa, entre muchas cosas, ir después o detrás de alguien o algo. Dirigir la vista hacia alguien o algo que se mueve y mantener la visión en él. Tener como modelo, imitar, seguir el ejemplo, seguir un estilo.
Sin saber cómo, sentí el peso de la responsabilidad de verme seguido en mis pensamientos y en mis actos. No, ¡por supuesto!, de forma fiscalizante, ni vigilante, sino en demanda de unas aportaciones y criterios que no pueda aportar o que están por encima de mis propias limitaciones y oscuridades.
Al compartir, momentos después, mi comentario en la reflexión de Hilda sobre su aniversario, así como el de Icue, días antes, se fortaleció más en mí ese incipiente temor de responder a las expectativas creadas. Responder en perseverancia y en verdad. El temor, al hablar de tiempos, de no abandonarme y abandonar a los seguidores. El temor de encender esperanzas que luego se tornen desiluciones. El santo temor de verme tan pequeño y humano ante tan alta responsabilidad de estar a la altura de lo esperado.
Surgen en mí, palabras que desgranan mis pensamientos y me hacen no sentirme digno de tener seguidores. Sólo hay uno a quién seguir: nuestro SEÑOR JESÚS. A ÉL digno de imitar, de ir detrás, de tener la mirada fija y emular sus actitudes y estilo de vida. Sólo ÉL es el Digno de tener seguidores.
Y en mi intento de rebuscar el término apropiado que explicite más literalmente el espíritu del significado "seguidores", allanando mi responsabilidad encontré en el camino al "caminante" que acompaña por el camino, ora en silencio, ora en estrecho y sincero diálogo, ora en amable comprensión y apoyo que anima y conforta.
Y la respuesta me fue dada en una homilía Eucarística cuando el sacerdote, mi párroco, deslizó suavemente entre sus labios las palabras de "compañero de camino". Eso tan sencillo encendió en mí la luz de considerarlos a todos, en lugar de seguidores, compañeros de camino. Y es curioso comprobar, como, creo recordar que fue Hilda, en estos días van cumpliendo todos uno o dos años de estar caminando.
Al parecer somos todos de una generación, aún con algunas diferencias de edad, en el nacimiento del espacio bloguero, como si en un instante nos pusiéramos de acuerdo. Pronto, si DIOS quiere, cumpliré yo también, en este caso, un año de haberme lanzado a esta aventura. Algo me decía que tenía que hacerlo, pero mis pocos conocimientos informáticos no me hacían presagiar que, de repente, me viese en la aventura de poder expresar mis pensamientos para todo el mundo. Es algo que merece una seria reflexión, porque este medio va a jugar una gran importancia en las generaciones futuras. De hecho ya la está jugando.
Termino recordando mi primer comentario recibido, de Armando Vallejo, un blog que recomiendo a todos los que no lo conocen (http://yosoycristiano.blogspot.com/), en mi primer artículo "mis amigos los curas"http://www.yosoycreyentecatolico.com/2008/03/mis-amigos-los-curas.html: "Querido Salvador, cuando escribiste el artículo que hoy compartes en tu blog yo tenía apenas 6 años, así que me siento heredero de tus pensamientos. Ya ves, la cadena continúa, incluso ahora, en un entorno hostil en el que nos ha «tocado» ser cristianos. Te diré algo en relación a esto; con el paso de los años ha ido creciendo en mí un mayor sentimiento de agradecimiento a quienes me preceden como portadores de la llama de la fe, quienes la han despertado en las generaciones que les siguen. Un día me hice consciente de que si retrocedemos en la historia unas pocas generaciones —200 generaciones no son nada en la historia del mundo— me encuentro con los primeros cristianos, testigos directos de lo que nos narran los Evangelios. Así, de unos a otros fue pasando el mensaje de Jesús hasta nuestros días. Personas como tú lo hacen posible. Me gustaría ser digno portador de esa lumbre. Cuánto me alegro de que una nueva llama cristiana se encienda en el universo «blogger». Toda mi admiración. Bienvenido, felicidades por tu blog y gracias por citar el mío en tu artículo. Un abrazo.
jajaja, es curioso, comencé en tu blog pinchando en "seguir este blog", y después tu post "seguir y seguir..." jeje, ¿será mi palabra de hoy?. Un abrazo y gracias por tus visitas.
ResponderEliminarGracias por tus palabras y comprensión. Nunca pretendí disentir de tus criterios, ni mucho menos juzgarlos. Al contrario, todo es bueno si se hace con esa actitud de dar lo mejor de uno. Gracias y saludos.
ResponderEliminarSalvador, primero que nada, gracias por nombrarme. Segundo, tu post me hizo recordar un pensamiento que leí cuando era adolescente y que a mí me gusta mucho y que creo que expresa eso de seguir y acompañar.
ResponderEliminar"No camines delante de mí, no puedo seguirte. No camines detrás de mí, no puedo guiarte. Mejor camina junto a mí y seamos amigos"
Desconozco al autor.
Y si amiguito, casi parece que empezamos esta aventura muchos al mismo tiempo, en mi país decimos Dios nos hace y nosotros nos juntamos.
Un abrazo. Hilda
Dios es el modelo a seguir, Dios caminará delante nuestro y nosotros detrás con humildad.
ResponderEliminarDios es nuestro soporte y nuestra palabra diaria.
Abrazos.
Si vas detrás del SEÑOR terminarás por perderlo de vista. Si vas delante, lo dejarás atrás. Mejor vete a su lado y así caminarás junto a ÉL. Es lo mismo, pero lo había oído expresar más o menos así.
ResponderEliminarNos cuesta creer que el ESPÍRITU está entre nosotros y, no pasivo, actúa y nos dirige.
Por aquí decimos: ¡DIOS los cria y ellos se juntan!
Un abrazo en CRISTO.
DIOS es nuestra referencia, primera y última. Pero no va delante, va a nuestro lado, junto a nosotros. En JESÚS, somos sus hijos y nos quiere tanto como a ÉL. ¡Nos ha hecho coherederos, con JESÚS, de su Gloria! Si es que padecemos con ÉL, para ser glorificados también con ÉL.
ResponderEliminar¡Esa es la gran noticia! ¡La Buena Noticia de este tiempo de Adviento!
DIOS nos quiere cerca, a su lado.
Un fuerte abrazo en CRISTO.