sábado, 8 de octubre de 2011

BIENAVENTURADOS LOS QUE CREEN EN TI

 Lc 11, 27-28

Porque no hay otra dicha mayor que creer en la Vida Eterna y la felicidad Infinita. Y eso sólo se tiene si se cree en TI. Porque somos señalados como Bienaventurados y dichosos todos aquellos que creyendo en TI, guardan y cumplen tu Palabra.

Porque guardando y cumpliendo tu Palabra nos sentimos dichosos y felices a pesar de las contrariedades y contratiempos que padecemos en el cumplimiento. JESÚS no se cansa, y lo hace muchas veces, de repetirnos bienaventurados y dichosos... porque ÉL lo que quiere es eso, que seamos felices, dichosos, afortunados...

Somos bienaventurados cuando vivimos en la pobreza, en la humildad, en el servicio, en la compasión y misericordia; en la sencillez y en el hambre de sed de justicia y creemos y le seguimos sin haberle visto. Y bienaventurados y dichosos ahora, ya, en estos momentos que escribo esta reflexión, porque son estas actitudes y no otras como riquezas, poder, éxito fácil, prestigio, fama... las que nos darán felicidad.

Sólo el amor pobre y humilde del que todo lo espera en ÉL, con ÉL y por ÉL es la Fuente que nos da de beber la felicidad que ansiamos y buscamos. Es la felicidad que nace de la propia esencia de la vida, "el amor", y que nos hace vivir ya, desde aquí, en la esperanza de ser eternos

Gracias, SEÑOR, por estas Palabras de aliento, de dicha
y de felicidad que dedicas a tu Madre María.
Gracias, SEÑOR, porque lo importante no 
es tanto el privilegio de conocerte
sino la gracia de cumplir y
guardar tu Palabra. Amen.

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