martes, 8 de noviembre de 2011

SIN ESPERAR RECOMPENSA, EN GRATUIDAD

(Lc 17, 7-10)

No merecemos nada, entre otras cosas, porque todo lo que somos gratuitamente lo hemos recibido. Y cuando las cosas se reciben gratis, nada debemos esperar a cambio. Sin embargo, nuestro PADRE del Cielo, nos quiere tanto que nos ofrece un camino de salvación para darnos su misma Gloria y que participemos de ella.

Pero, no por ese amor tan grande que DIOS nos tiene, nosotros debemos exigirle, sino, al contrario, debemos agradecerle el que podamos cumplir con nuestras obligaciones de hijo, que no son otras que cumplir su Voluntad. 

El siervo tiene que cumplir su deber sin esperar nada a cuenta. También lo hacen los amigos, por eso, JESÚS, nos llama más tarde, no siervos, sino amigos. Los amigos no pasan cuentas. Si los siervos tienen que cumplir con su deber, mucho más los apóstoles de Jesús, sus amigos, debemos cumplir la misión encomendada por Dios, sabiendo que nuestro trabajo no merece recompensa alguna, porque lo hacemos gozosamente y porque todo cuanto tenemos y somos es un don de Dios.

SEÑOR, danos la sabiduría de poder decirte, como lo
hiciera santa Teresa:
"No me tienes que dar porque te quiera;
porque, aunque lo que espero
no esperara, lo mismo
que te quiero, te quisiera. Amén.

P.D. En este momento político que nos toca vivir, también la Palabra de DIOS nos suscita caminos y decisiones, porque el Reino no se construye entre unos cuantos, sino que es labor de todos. Es, ahora, cuando el ESPÍRITU nos anima a tomar partido en discernir nuestra participación con nuestro voto. Es una actitud de servicio, sin pedir nada a cambio. Lo recibido puesto al servicio de todos.

Y nuestro voto debe ser depositado en aquellos que se esfuerzan en hacer las cosas según DIOS manda (más información...), y luego todo lo demás queda en Manos del ESPÍRITU.

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