(Jn 14,1-6) |
Jesús es nuestra esperanza, es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida. Nada debe ni puede turbar nuestra paciencia y nuestra alegría. Él nos prepara un lugar para cada uno de nosotros. Nos lo ha dicho y su Palabra se cumple. Es Palabra de vida eterna.
Y nos recuerda que sabemos el camino. No debemos perdernos y para eso debemos estar muy atentos e injertados en Jesús. Hay un lugar donde está sustancialmente vivo bajo las especie de pan y vino. Allí mora el Señor, y se hace siempre alimento para fortalecernos en cada paso del camino de nuestra vida.
El verdadero Tesoro está en la Eucaristía. Tenemos al Señor Vivo, alimento y fortaleza para no desviarnos del Camino, de la Verdad y de la Vida y alcanzar en Él ese lugar que nos tiene prometido para permanecer junto a Él para toda la eternidad.
Es verdad que el camino se presenta lleno de dificultades, de tropiezos, de tentaciones, de apetencias, de obstáculos que nos debilitan y nos hacen flojear hasta el punto de tambalearnos y dudar, pero Jesús está ahí, cerca de nosotros y vivo en el Sagrario. Tomemos su Cuerpo y Sangre, y no desfallezcamos porque su Gracia nos mantiene de pie, erguido y fortalecidos para seguir sus huellas y continuar con firmeza el camino.
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