sábado, 27 de abril de 2013

¡SEÑOR, MI FE ES PEQUEÑA, AUMÉNTALA!

(Jn 14,7-14)


Ver a Jesús es también ver a Dios Padre: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Son Palabras de Jesús que le dirige a Felipe ante su desconcierto y despiste. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. 

Jesús nos invita a creer en Él, al menos por las obras, y nos promete que:  el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Es para ponerse a temblar porque nuestra fe, al menos la mía,  queda al descubierto, pues me siento incapaz de hacer las obras que hizo el Señor. Sin embargo, no dejo de esforzarme en creerlo y pensar que para el Señor nada es imposible, pero descubro que la fe es un don de Dios y a Él debo suplicar que la aumente hasta el punto de que en su Nombre seremos capaces de realizar prodigios siguiendo su Voluntad y por verdadero amor.

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