(Mt 16,13-19) |
Señor, Pedro habló iluminado por tu Padre, porque él era incapaz de descubrirlo por sí mismo. A mí me ocurre igual, todo me viene del Padre pues todo es Gracia suya. Yo afirmo y creo que Tú eres el Hijo de Dios vivo, a pesar de mis limitaciones y dudas. Mi voluntad se empeña en confesarlo aunque al igual que Pedro eres Tú quien me revelas y me das la fe que me sostiene en tu presencia.
Dame, Dios mío, la perseverancia de vivir en y por tu Gracia, y la constancia y paciencia de mantenerme fiel a tu Iglesia. La madre Iglesia que me enseña, me adoctrina y me testimonia tu Palabra. Esa Iglesia que Tú, ese día, pusistes en manos de Pedro dándole el poder de que todo lo atado o desatado aquí en la tierra, quedará atado o desatado también en el Cielo.
Hoy, despues de XXI siglo, todo continúa firme su camino peregrinando en el Espíritu Santo hacia la Casa del Padre. En esa orilla del mar de Galilea nacio el papado, que continúa hoy en la persona del Papa Francisco, sin interrupción ninguna. Directo sucesor de Pedro que por las Palabras de Jesús quedó revestido del poder de dirigir la Iglesia: Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te
daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra
quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos».
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