(Mt 10,1-7) |
Cuando alguien recibe una buena noticia, inmediatamente sentimos el deseo de comunicarla. Sobre todo a aquellas personas más próximas, porque, entre otras cosas, queremos compartirla y extender ese deseo de gozo y alegría a otros que sabemos que también gozan y se alegran.
Esa experiencia es común a todos los hombres y todos las hemos experimentados. De la misma manera, cuando la noticia es triste, también sentimos la necesidad de compartirla, al menos con las personas más allegadas e íntimas, porque de esa manera aligeramos el peso de la tristeza.
¿Cómo entonces no vamos a compartir y a proclamar la Buena Noticia de sentirnos salvados, redimidos, perdonados y amados por nuestro Padre del Cielo? Lo bueno es necesario conocerlo para quererlo, y la Noticia de que Dios es nuestro Padre y ha enviado a su Hijo para rescatarnos por el amor es la mejor noticia que podamos oír. Por eso, Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus
inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia.
También nosotros, desde nuestro entorno, desde nuestras circunstancias y situación no podemos callarnos. Dependiendo de la llamada que el Espíritu nos aliente, debemos ser testigos gozosos de la Palabra de salvación que llevamos en nuestro corazón. Y experimentamos que cuando compartimos la fe, esta se fortalece.
Por eso me gusta siempre ver a los nuevos conversos. Están deseosos de hablar y dar testimonio. Otros, en cambio, a veces parece que 'hemos perdido el amor primero'. Debemos estar muy atentos para que esto no suceda.
ResponderEliminarUn abrazo Salvador, y feliz verano!
Hoy, ya en la Peninsula en el día 24 de abril del 2023, te deseo, Eligelavida, un feliz y hermoso verano en el Señor. Han pasado casi diez años y pasan los años, valga la redundancia, pero no el Señor. Él nos mantiene ilusionados y esperanzados como si fueramos niños.
ResponderEliminarNunca perdamos ese amor primero, que, por otro lado es normal que haya momentos que se esconda, que se debilite y que se venga abajo, pero siempre está ahí y permaneciendo y perseverando en el Señor, más pidiéndoselo, vendrá tarde o temprano a flote.
Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.