(Mt 19,16-22) |
La Vida, la verdadera Vida sólo tiene un camino; sólo tiene una respuesta; sólo tiene una puerta, y esa puerta es la puerta del amor. Sí, una puerta algo estrecha que exige sacrificio; que exige despojarse de tanta gordura que nos pueda impedir el paso a través de ella, pero todo lo bueno cuesta, y aquí se trata de lo Único Bueno, por lo que todo aquello que nos pueda exigir vale la pena sufrirlo y padecerlo.
Sólo hay un camino que es el bueno, porque uno solo es el Bueno. Y ese camino para tomarlo bien y poder entrar es el camino de los diez Mandamientos. Guarda los Mandamientos: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso
testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a
ti mismo».
Sin embargo, no se trata de un cumplimiento de mínimos, sino de una exigencia creciente hasta, por la Gracia de Dios, alcanzar la perfección. Habrá que irse despojando en el camino de todo aquello que nos irá impidiendo ser cada día mejor, para asemejarnos con la Bondad del Padre. Y solo no podremos, pero con la Gracia de Dios y la asistencia del Espíritu Santo podremos ser cada día algo mejor.
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