Es la pregunta de cada día: ¿Quién es Jesús para ti? Pedro ya la contestó. Respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Pero, ahora te toca a ti y a mí responder. Porque Jesús sigue preguntándonos la misma pregunta. Y no es cuestión de responder solamente con un sí, sino de acompañar a la palabra tu vida.
Pedro lo hizo, y también todos aquellos que le respondieron afirmativamente. Y Jesús responde: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Se pone en marcha la Iglesia con Pedro a la cabeza. Y auxiliada con el Espíritu Santo, pues es el Padre quien revela a Pedro y lo impulsa con su Espíritu a la aventura de continuar la Misión evangelizadora del Hijo. Y hoy, después de veinte siglos y ya en el veintiuno, continúa esa misión el Papa Francisco, impulsado por el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.
La Iglesia nos bautiza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y nos convoca y anima a seguir el camino que el Hijo, en su paso por la tierra, nos revela y enseña el camino para llegar a la Casa del Padre: "El camino del Amor Misericordioso".
La Iglesia, dirigida por el Primado Petrino, hoy en Francisco, nos acompaña, nos exhorta, nos enseña y nos cuida para que todos, unidos en Jesús con el Padre, y por el auxilio del Espíritu Santo, seamos uno solo como el Padre y el Hijo.
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