(Mt 5,17-19) |
Podemos decir muchos piropos a Dios, pero ninguno será como el cumplimiento de su Voluntad. Jesús, el Hijo de Dios Vivo, nos dice: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos» (Jn 14,15). Por lo tanto, la única forma de decírselo claramente y como a Él le gusta es cumpliendo sus mandamientos.
Al contrario, podemos decirle a Dios, por activa y pasiva, que le amamos y demostrárselo con muchos actos de piedad, pero si realmente no guardamos sus mandamientos, nada de nada. Esos piropos no llegan a Dios, se evaporan en el camino. El amor a Dios se lo manifestamos en y con las obras. Es bueno decírselo, pero haciendo y cumpliendo su Palabra y Voluntad.
Por eso, es necesario conocer las enseñanzas de Jesús y saber de primera mano, las Escrituras, sus sabias y hermosas parábolas, en las que nos dice como nos ama su Padre Dios y como debemos nosotros amarle con nuestras obras. Y eso es lo que espera Dios de nosotros y lo que nosotros debemos hacer con la ayuda y el auxilio del Espíritu Santo.
Y no sólo no lo hacemos, sino que cuando lo hacemos mal, lo transmitimos mal y escandalizamos a aquellos que se fijan en nosotros y a los que les servimos como señal y signo en sus caminos. Pobre de nosotros si no tratamos de corregirnos y mejorar. Jesús, al respecto, nos dice: «El que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos».
Pidamos al Señor fortaleza, sabiduría y voluntad para dar cumplimiento a su Palabra en nuestras vidas y así llenarle de piropos de amor en justicia y verdad.
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