martes, 18 de octubre de 2016

OVEJAS ENTRE LOBOS

(Lc 10,1-9)
Ayer fue un día de esos que experimentas en tu propia carne lo que dice el Evangelio. Entré en un grupo y expresé mi opinión y se encendió la hoguera. Es cierto que en muchas casas no somos bien recibidos, e incluso somos expulsados. Y el Señor nos dice que nos vayamos tranquilamente, sacudiéndonos el polvo de nuestras sandalias.

Al final no se acepta lo que dice la historia y el testimonio de aquellos que conocieron personalmente y vivieron con Jesús. Se aceptan otras historias, pero esa es falsa e inaceptable. No se actúa igual ni se mide por el mismo rasero la historia del mundo y la historia de Dios. En definitiva, se acepta lo que a ti te parece y se niega aquello con lo que tú no estás de acuerdo.

Se teme o cuesta mucho decir, no creo, pero respeto a los que creen. Se ve sólo los errores y pecados, pero no las buenas obras y testimonios. Se distorsiona la realidad y se niega, justificándola para darse la razón. Son los auto engaños que nos impide al menos dejar la duda de tu poca fe. Se confunde la Iglesia separándola de su fundador. En fin, estamos como ovejas entre lobos. Mejor no se puede explicitar.

Haya paz, y en donde se reciba esa paz, compartámosla y recibámosla con serenidad y alegría. Y abandonémosno en las Manos del Señor. Es Él quien evangeliza y convierte nuestra torpeza humana en acciones y actos que alumbran e iluminan su Gloria. Tengamos confianza en Él y confiemos que la razón, la buena razón, emerja  de la verdadera realidad humana.

No  nos desanimemos y, con serenidad, confianza y paciencia, pongámosno en Manos del Espíritu Santo que convertirá nuestro actuar en luz para los que obcecados y ciegos se obstinan en rechazar al Señor.

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