lunes, 7 de noviembre de 2016

ESCÁNDALO

(Lc 17,1-6)
Somos responsables de nuestros actos, pero cuando con ellos influimos directamente en otros y, quizás, de modo negativo, nuestra responsabilidad es mayor. Es mayor hasta el punto de poder escandalizalos y alejarlos del camino que lleva al encuentro con Jesús. Respecto a eso, Jesús nos dice:  «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos».

Es una dura advertencia, porque a veces actuamos negligentemente y no advertimos que podemos estar dando mal ejemplo a quien nos ve y se relaciona con nosotros. Somos el espejo para mucha gente que se siente interpelada y animada por nosotros. Y depende de nosotros que le fallemos y le demos mal ejemplo. Son débiles y no lo comprenderán. Por eso tenemos que tener mucho cuidado. Ya nos lo advierte Jesús.

Somos responsables de nuestro proceder y actuar en nuestra familia, en nuestro ambiente y entorno, y debemos tener cuidado y estar muy atentos a lo que hacemos y como actuamos. Porque con un mal ejemplo y testimonio podemos dar al traste con la fe de muchos otros que nos miran. No todos tenemos la misma fortaleza y su fe es débil y se tambalea al menor contratiempo. Y, ante Dios, somos responsables de esas personas. Ellas son la causa para que nosotros nos esforcemos en actuar bien y darle ejemplo en la vivencia de la Palabra y cumplimiento de la Voluntad de Dios.

Por eso debemos estar en contante vigilancia e injertados  en el Espíritu Santo, para que fortalecidos e iluminados en Él podamos dar buen testimonio y ser luz para los que están cerca de nosotros y nos miran como ejemplo. Seamos, pues, conscientes de ese esfuerzo y esa actitud para siempre intentar obrar bien intencionado a fin de que nuestras obras y ejemplos sean favorables en dar buen testimonio y ayudar a acercar a los hombres al Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.