jueves, 16 de marzo de 2017

VIDA Y TALENTOS

Hoy, no sé cómo, a la hora de tratar de reflexionar sobre esta parábola del rico epulón, me ha venido a la cabeza también las parábolas de los talentos - Mc 25, 14-30 - porque encuentro mucha relación de una con la otra. Junto con la  vida se te ha dado unos talentos, cualidades y bienes, que tendrás que saber gastar, usar y compartir. El resultado lo podemos discernir viendo el desenlace de ambas parábolas.

Todo queda muy claro. Se trata de usar lo que has recibido para bien de los demás. Si unos tienen poco y sus circunstancias son difíciles, otros, que gozan de óptimas circunstancias deben tenerlo en cuenta y compartir. Suena eso mucho con las cuestiones y los problemas que se nos presentan en estos tiempos de refugiados y perseguidos.

Las palabras de Abraham suenan muy demoledoras, pero muy realistas con lo ocurrido en la vida de aquel rico epulón y el pobre Lázaro: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros".  

Desde esta parábola podemos comprender que esta vida nuestra es nuestra hora de salvación. De cómo gastemos nuestro tiempo y nuestros talentos y bienes dependerá nuestra salvación. No se trata, pues, de cumplir unas reglas y preceptos, sino de vivir un estilo de vida en actitud de compartir y darse en caridad a los demás. No se trata de cumplimientos y obras, sino de amor. Y el amor va más allá de las reglas y las normas, e incluso, de las leyes.

Tengamos en cuenta que la vida es un tiempo hermoso si lo sabemos aprovechar y gastar, porque de nada vale emplearlo mal para luego sufrir como ese rico, que la desperdició banqueteándose sin mirar el sufrimiento de los demás.

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