(Jn 16, 23-28) |
Necesitamos ponernos en relación con el Señor, porque necesitamos su intervención para crecer, perseverar y superar los obstáculos a la vida de la Gracia. Y nuestra relación está fundamentada en la oración. Por medio de ella nos relacionamos con el Señor y le pedimos por nuestras necesidades y por nuestra fe.
Tenemos la promesa de que lo que pidamos al Padre en su Nombre nos será concedido, porque, precisamente, Él nos quiere por nuestro amor al Señor Jesús, su Hijo, y, al menos yo, lo quiero compartir, tengo claro lo que he de pedirle. No es que lo haya tenido claro siempre, ni que no haya pedido otras cosas, pero ahora experimento que lo fundamental y más importante es la "Fe". Porque con la fe todo lo demás vendrá por añadidura.
Eso es realmente lo que quiero y en donde quiero centrar mi petición. Mi oración es pedirte, Padre, en Nombre del Señor Jesús, tu Hijo, que aumentes mi fe, y también la de todos los creyentes. Enciende en nosotros nuestros corazones, para que abandonados a tu Espíritu seamos fortalecidos con la fuerza del Espíritu Santo. Y llenos de sabiduría y voluntad, fortalecernos para enfrentarnos con esperanza de victoria contra todos los obstáculos que nos salen al paso en nuestro camino hacia Ti.
También nosotros, por el Hijo, iremos al Padre. Ese es nuestro destino y, como reflexionábamos ayer, el gozo y la alegría nos inundarán al final de nuestro camino, porque veremos al Padre y al Hijo a su derecha. Esa es nuestra meta que recompensará todas las dificultades que nos presente el camino.
Amén, así sea. Confiemos y esperémoslo todo del Santo Corazón de Cristo que con María Inmaculada nos sostienen en la senda hacia la casa del Padre Bueno de todos.
ResponderEliminarUn saludo cordial