viernes, 9 de junio de 2017

EL MESÍAS ESPERADO, DE LA ESTIRPE DE DAVID

(Mc 12,35-37)
¡Bendito el Reino que viene, de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas! - Mc 10, 11 -. Jesús es el Mesías prometido que el pueblo esperaba. Por eso, en muchos momentos es aclamado como el Hijo de David, pues, el título “Hijo de David” aplicado a Jesucristo forma parte de la médula del Evangelio. En la Anunciación, la Virgen recibió este mensaje: «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la estirpe de Jacob por siempre» (Lc 1,32-33) ( del Comentario: P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat (Montserrat, Barcelona, España).

Jesús, el Señor, deja todo aclarado ante las dudas que podía suscitar esa ascendencia de "Hijo de David" al citar el salmo 110, dándole la correcta explicación y el verdadero sentido de esa promesa mesiánica. «¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: ‘Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies’. El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?».

Una cosa que nos anima y nos alienta es comprobar como todo lo profetizado en y para el Señor, en Él se cumple a su debido tiempo. Él es el enviado, el Señor, el que quita los pecados del mundo y nos hará libres para, liberados, valga la redundancia, de todo pecado, seamos salvo y llenos de su Gracia y acogidos en su Misericordia.

El Señor es nuestro Pastor y en Él nada nos falta. Sólo Él nos basta y en Él somos guiados hacia la morada plena y de vida eterna.

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