Mt 20,20-28 |
No podemos librarnos de nuestros egoísmos. Nuestra naturaleza humana no es libre y, por la herida de su pecado, está sujeta a las propias pasiones de la carne. Esto nos atañe a todos, incluso a los que, por la Gracia de Dios, han sido elevados a los altares por la Santa Madre Iglesia. Santiago, el apóstol Santiago, fue uno de esos discípulos de Jesús que, decidido a seguirle y entregado a darlo todo, padeció su propia ambición y sufrió el aguijón de su ambición.
Fue tentado, alentado por su propia madre, a pedirle a Jesús que le guardará el puesto a su derecha o izquierda para él y su hermano respectivamente. Eso que todos nosotros experimentamos también en nuestras propias carnes. Un deseo de ambición de poder y riqueza. Son las cruces de nuestras apetencias carnales que nos someten e inclinan al egoísmo de tener y poseer más que los otros. Queremos y aspiramos, esclavizados por nuestros pecados, a lo más alto en competencia con los demás. Es el recorrido natural de nuestras pasiones de las cuales solo nos puede liberar el Señor.
Santiago supo entenderlo y postrarse ante el Señor para que le llevará al verdadero camino. Ese otro camino que nos enseña Jesús. Un camino que nos exige renuncia, despojo y vaciarnos de todas nuestras ambiciones de poder y riqueza. Un camino de olvido de nosotros mismos para darnos a los demás. Seguir a Jesús es dejar atrás todo lo que de este mundo ambicionamos y en lo que creemos que está nuestra felicidad. Es, como Santiago, dejarnos guiar por Jesús y poner en sus Manos nuestras esperanzas.
Santiago, hoy proclamado patrón de España, siguió ese camino que le propuso Jesús. Un camino de conversión y al que estamos llamados todos. También tú y yo estamos invitados a seguirlo, pero nunca por nuestra cuenta y menos solos. Lo hacemos siempre confiados e injertados en el Señor y guiados por el Espíritu Santo. En Él nunca nos equivocaremos ni nos perderemos. Tenemos la garantía de alcanzar esa propuesta de gozo y felicidad de Vida Eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.