Mt 10,34--11,1 |
Eso significa que las cruces que aparezcan en mi vida son cruces que me señalan el camino a Dios. Dicho de otra forma, bendiciones del Señor para que lo descubra y me acerque a Él. La cruz hace que tome conciencia de que sólo Dios me puede salvar y lo hace en la medida que yo sea capaz de abrazar esa cruz de mi vida. Por eso, Dios tiene que estar por encima de todo, de los afectos, de las pasiones, de las amistades y de todo tipo de apego y apetencias. Él es lo que realmente te conviene y te salva.
No puedes dejarte coger por todo lo que se interponga entre tú y el Señor, porque entonces dejarás al Señor y te alejarás. Es esa la pretensión de las cruces de tu vida, apartarte de Dios y abrazar al pecado. Porque, la fe en Dios te libra de todo y te da Vida Eterna ya, ahora. Y esa Vida Eterna destruye al pecado e impide que tú seas destruido por él. Por lo tanto, desde esa perspectiva el Señor no ha venido a sembrar a este mundo la paz sino a poner al hombre en enemistad con todo aquello que le pueda apartar de Dios, porque eso le conduce al pecado y a la muerte.
Jesús te pide romper con todos aquellos que se interponen en tu vida, en tu amor a Dios y te impiden ser libre. La familia, los padres, hijos y demás cuando son queridos más que Dios te impiden ver a Dios. Y lo son cuando quieres seguir a Dios sin renunciar a ellos. La fe es posponer todo al amor de Dios y eso conlleva todo lo demás. Jesús te ha dado todo y también te reclama todo. Y lo hace porque eso es lo único que te hace feliz y te da la Vida Eterna, que es precisamente lo que tú buscas. Ponerte en Manos del Señor te irá aclarando el camino a seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.