Lc 1,57-66 |
Posiblemente no te hayas dado cuenta, o, quizás no estés atento a lo que sucede en tu vida. Muchas de las cosas que suceden las atribuye a la buena o mala suerte, y no percibes que quien te ha creado también está pendiente de ti. Ten en cuenta que tienes libertad para hacer lo que te conviene o para hacer lo que tú crees que es lo mejor, pero, entérate que siempre tendrás equivocaciones y errores que pueden hacer que tu vida peligre y se pierda.
Las cosas no suceden porque sí, sino porque tú permites que sucedan algunas y otras, quizás, no puedas evitar. Pero, tanto en unas como en otras Dios está presente. Las que tú eliges, Dios te las respeta, pero las que suceden y tú no puedes evitar, Dios las utiliza para que tú le saques también provecho y puedas aprender y darte cuenta de lo verdaderamente importante en la vida.
Por ejemplo, lo de Zacarías, que dudó de la intervención de Dios en la concepción de su mujer Isabel, pues era estéril y mayor, Dios le dejó en silencio un tiempo - sin poder hablar - para que Zacarías se diese cuenta de que para Dios no hay nada imposible. Y Zacarías respondió dándose cuente y aprendiendo la lección. Así también suceden muchas cosas en nuestras vidas y debemos estar atentos a descubrirla y a ver que Dios actúa cuando le abrimos nuestros corazones.
Muchas cosas de mi vida esta la impronta del Señor y muchas veces me pregunto que sigo vivo porque Dios ha querido sostenerme con vida. Pero, no sólo eso, sino también en otros aspectos que he podido superar y hacerlo con esperanza porque Dios me ha fortalecido y me ha sostenido. Porque, como Zacarías, tú y yo y todos le importamos mucho a Dios nuestro Padre. Ya lo dijo cuando señaló a Juan como el más grande - Mt 11, 2-11 - nacido de mujer, añadiendo inmediatamente que el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.
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