Mc 2,13-17 |
Muchos piensan que es el dinero lo que les dará esa salvación, que consiste en felicidad y salud. Otros, a parte del dinero, piensan que el poder es la clave de la felicidad. Sin embargo, ricos y poderosos, mirándose a sí mismos, piensan que ellos se bastan para darle respuesta a los problemas de este mundo, además según sus propias conveniencias. Y, en realidad, algo de esto está pasando cuando observamos el rumbo que el mundo está tomando.
La realidad es que el mundo no mejora. Y si no mejora el mundo tampoco los que están en él - hombres y mujeres - que lo habitan. Necesitamos encontrar al Médico. Al Verdadero y Único médico capaz de dar la verdadera vida y felicidad eterna. Pero, previamente tenemos que descubrir nuestra enfermedad, el pecado, y, arrepentido, reconocer nuestra culpa y pedirle al Señor perdón.
Porque, es esa nuestra más grave enfermedad, el pecado. Por eso tenemos necesidad del Médico. El Médico de la Misericordia que perdona nuestros pecados y, por supuesto, responder a su llamada. Una llamada que nos mueve a seguirle y a permanecer a la escucha atenta a sus enseñanzas - Palabra - que nos orienta y nos conduce a esa felicidad eterna que todos buscamos.
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