El Plan de salvación que Dios ha pensado necesita de tu colaboración. Así lo ha diseñado y querido, cuenta contigo y, porque, así lo ha deseado Dios necesita de tu colaboración y participación. Por eso, Jesús, el Hijo Predilecto, el enviado, busca y llama formando el grupo de los doce para iniciar la misión evangelizadora.
El Evangelio de San Juan nos habla hoy de esos primeros pasos de la formación del grupo de los doce - colegio apostólico - y nos cuenta como se acercaron Andrés y, posiblemente el propio Juan, a Jesús, conviene recordarlo: En aquel tiempo, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: « ¿Qué buscáis?». Ellos le respondieron: «Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives?». Les respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día.
Es notorio que pasaron un día con Jesús. Un buen espacio de tiempo donde se puede escuchar y conocer mejor al Mesías. Porque, tal y como hemos leído en el Evangelio, ellos seguían al Cordero de Dios que Juan el bautista le había señalado. También, se hace necesario que tú y yo pasemos un día con Jesús para conocerle mejor y, seguro, que vendrán más días como resultado de ese encuentro. Pero, es necesario escucharle con tranquilidad, con atención y verdaderos deseos de encontrar la verdad. Porque, Él es la Verdad, el Camino y la Vida.
Y el resultado fue la explosión gozosa del corazón. Unos corazones que, no pudiendo contenerse, se derramaron en una manifestación jubilosa de esa Buena Noticia que habían recibido y que transmitían a todos los que como ellos esperaban. Porque, una cosa es notable y necesaria, estar expectante, ansioso y deseosos de buscar, de indagar, de caminar en pos de esa Buena Noticia que salva y llena de felicidad.
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