Mc 3,13-19 |
Lo primero es mirarnos y descubrir quién soy y que realmente tengo. Me refiero a mis talentos y cualidades, porque, mi vocación estará en estrecha relación con esos talentos recibidos. Una vez que los vayas descubriendo - pues la tarea no es fácil - reconoce quien te los ha dado - Dios - y ponlos en práctica.
Dios tiene un proyecto contigo, para eso te ha creado semejante a Él, y ese proyecto con lleva unas actitudes y cualidades. Pues bien, para lo que Dios te quiere has recibido lo que necesitas. Ahora, humildemente debes aceptarlo libremente y, en, con y por Él esforzarte en vivirlo y ponerlo en práctica.
Porque, Dios te ha elegido por amor y quiere tu seguimiento y tu colaboración. De esa manera eligió también a los apóstoles. Los llamá a caminar y a anunciar la Buena Noticia con Él. Y de eso se trata, de anunciar la Buena Noticia, que el Reino de Dios está entre nosotros. Pero, anunciadlo desde la total unidad con Dios, pues sin Él nada podemos hacer. Nos equivocaríamos si tratamos de ir por nuestra cuenta.
Por supuesto, tú y yo también estamos incluidos en esa misión y dependerá de cada uno la respuesta que crea dar. Porque, nadie nos coacciona ni nos presiona. Eres - somos - libres para decidir qué hacemos, anunciar que Dios es nuestro Padre y ha enviado a su Hijo para liberarnos de la esclavitud del pecado, o, permanecemos de brazos cruzados y según nuestras ideas e intereses.
Indudablemente, el reto está sobre la mesa y, queramos o no, nos toca a nosotros dar una respuesta. Nuestra vida marcará el tiempo que tenemos para darla, pero, no nos retrasemos porque el tiempo vuela.
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