Todos hemos visto como en caso de apuro, o, por malas intenciones, muchos levantan la alfombra y esconde la tierra y la suciedad debajo de ella. Lo que pretenden es aparentar que la casa está limpia escondiendo la basura debajo de la alfombra. Todo parece limpio, pero debajo de la alfombra - escondida - está la basura. Hay apariencias de limpieza, pero, nada más. Simple apariencias de fachada, pero basura dentro, en el interior.
Y eso tiene un nombre, "hipócrita". Quienes tratan de aparentar lo que realmente no son, son hipócritas. Y eso es lo que Jesús dice en el Evangelio de hoy: « ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los...
Aceptar lo que eres y como Dios te ha hecho es el primer paso. A partir de ahí se trata de - con la ayuda del Espíritu Santo recibido en la hora de tu bautismo - ir perfeccionando, siguiendo la Palabra de Dios, tu vida para sacar todo el bien que de ella puedas y revertirlo en los demás por amor. Se trata de sacar a flote - no esconder - tus pecados, tus inclinaciones al mal y todo lo que te invita a la hipocresía para, tapando tus debilidades y pecados, mostrarte limpio y santo.
Hagamos el esfuerzo de empezar desde dentro siendo más coherentes con nuestros actos de afuera. Tratemos de vivir el Evangelio desde adentro hacia afuera, pues, de lo que reboza tu corazón rezuma tu vida.
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