Dios, encarnado en María, se convirtió en Emmanuel, Dios con nosotros para siempre. Y, María, ofrece su vientre como morada de ese Dios – encarnado en naturaleza humana, Jesús - que se hace presente entre nosotros.
Es evidente que el Plan de Dios es aceptado y correspondido por María. Ese “Sí” a la Voluntad de Dios hace posible que el proyecto de Dios, Jesús - Dios hecho hombre - se haga presente en este mundo.
También hoy, tú y yo podemos hacer que Dios esté presente en este mundo. Todo dependerá de la respuesta que demos a esa llamada que – también a nosotros – Dios nos hace. Es posible que nos hagamos los sordos o despistados torciendo nuestra mirada para otro lado, pero,
Dios continua llamándonos. Como con María, Dios Padre también quiere – no en vano nos ha creado - algo de nosotros. Tiene un Plan para cada uno de nosotros y espera que, tanto tú como yo, digamos lo mismo que María: “Sí”
No tengamos miedo a responderle al Señor. Él no se va una vez hayamos aceptado su Plan. Se queda con nosotros yo nos acompaña para que, a cada resbalón que demos, tendernos su Mano y levantarnos. Su compañía es garantía absoluta.
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