Juan, personaje del Adviento, donde aparece, es importante protagonista y en él termina su misión. Juan el Bautista es el Precursor que irrumpe en el Adviento y llama a preparar el camino para que haya una actitud de arrepentimiento y conversión.
El Evangelio lo describe así: (Lc 3,1-6): En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, com…
Observamos que se dan datos – reinado del emperador Tiberio; siendo Poncio Pilato gobernador de Judea; Herodes virrey de Galilea…etc., para que conste que este hecho de Juan sucede en un tiempo concreto de la historia. También podemos considerar que hoy mismo está sucediendo esto en nuestra vida e historia personal. La Palabra proclamada por Juan, hace unos dos mil años, nos invita a renovar nuestro compromiso bautismal y crece en conversión.
Y es bueno, a tal efecto, preguntarnos: ¿Cómo y qué hago cada día para que mi conversión permanente y perseverante vaya creciendo y dando frutos? Discernir a la Luz del Espíritu Santo, abriendo nuestro corazón a la Palabra de Dios, es la actitud paciente, perseverante y disponible con la que debemos caminar y este tiempo de Adviento.
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