Esta es la gran
Noticia, la Buena Noticia, ¡viene el Señor ha redimirnos de la esclavitud del
pecado y a darnos vida eterna en plenitud de gozo y alegría. Una alegría y gozo
que se esconde en el corazón que cree firmemente en el Señor. Una alegría que
nace de sabernos salvados y resucitados en el Señor. Una alegría descubierta en
la experiencia de cada día al constatar que la Palabra del Señor se hace vida y
obra en los que creen en Él.
Y todo es
proclamado por Juan el Bautista, que nos bautiza con agua pero nos anuncia que
tras él vendrá Aquel que bautizará con Espíritu y fuego. Él es el precursor que
prepara y allana el camino, y tras él llega el Mesías, el Salvador, que nos
bautiza con el Espíritu Santo para que nuestro camino esté fortalecido y
asistido con la Verdad y la Fuerza del Espíritu de Dios.
Estamos gozoso y alegres porque nos sabemos salvados y queridos por un Padre, del que Jesús nos habla, y que nos quiere con la locura de entregar a su Hijo para darnos a nosotros vida eterna en plenitud de gozo y alegría. Ya no es una tragedia la hora de la muerte, sino un gozo y alegría de sabernos convocados y llamados por nuestro Padre para vivir eternamente felices. Bienaventurados aquellos que esperan en el Señor la salvación. Su alegría está contendida pero presente en sus corazones.
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