No se trata de
sacrificio, ni de interiorización, ni de tener bien atendida nuestra huerta
interior. Se trata de hundirse en la tierra de tu corazón, morir y dar frutos
para que otros los coman. Tal y como hace la semilla a ser sembrada. En otras
palabras, se trata de salir de ti mismo para darte a los demás.
El panorama no es
nada fácil. Es más, demasiado difícil. Diría imposible para uno mismo, lo que nos
abre la necesidad de contar con el Espíritu Santo. Sin Él seremos reos y
víctimas del mundo, demonio y carne. Solo esa unión en el Espíritu del Señor
nos puede dar la fortaleza y sabiduría para poder vencernos.
Porque, se trata
de una lucha interior contigo mismo. Eres tú contra tú, contra tu egoísmo, tu
soberbia, tu suficiencia, tu envidia, tu satisfacción, tu venganza, tu
avaricia, tu poder, tu riqueza, tu ser más que los demás, tu … Una lucha a muerte
hasta que desapareciendo tú queden solo tus frutos y puedan servir para el bien
de otros. Ese fue el resultado de la Vida de nuestro Señor Jesús: la Cruz lo
resume todo. Su entrega fue tal que se dio íntegramente hasta el último
suspiro.
Evidentemente, lo
único que nos puede glorificar es dar la vida por amor para el bien del otro,
incluso si es el enemigo. Y confieso que me siento muy lejos de todo eso, pero también
sé que la Gracia de mi Padre Dios me puede transformar y cambiar mi vida, mi
trayectoria y todo lo que me impide darme y morir como el grano de trigo.
Cada instante,
momento, día o semana puede ser Semana Santa. Momento en el que tú eres capaz
de morir a ti mismo y darte por amor a los demás. Eso fundamentalmente es el
significado santo de esos días en el que Jesús nos dejo el resumen de su Vida crucificado
en la Cruz. Por eso, la Cruz resume muy bien todo el camino que tengo que
recorrer. Y es que si mi vida no termina en la cruz, posiblemente he equivocado
el camino. Posiblemente, he sembrado y cultivado muchos frutos, pero se han quedado
para mi provecho y beneficio. No han sido ofrecido con y por amor a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.