domingo, 17 de marzo de 2024

LA CRUZ, CAMINO DE AMOR Y SERVICIO (Jn 12, 20-33)

No se trata de sacrificio, ni de interiorización, ni de tener bien atendida nuestra huerta interior. Se trata de hundirse en la tierra de tu corazón, morir y dar frutos para que otros los coman. Tal y como hace la semilla a ser sembrada. En otras palabras, se trata de salir de ti mismo para darte a los demás.

El panorama no es nada fácil. Es más, demasiado difícil. Diría imposible para uno mismo, lo que nos abre la necesidad de contar con el Espíritu Santo. Sin Él seremos reos y víctimas del mundo, demonio y carne. Solo esa unión en el Espíritu del Señor nos puede dar la fortaleza y sabiduría para poder vencernos.

Porque, se trata de una lucha interior contigo mismo. Eres tú contra tú, contra tu egoísmo, tu soberbia, tu suficiencia, tu envidia, tu satisfacción, tu venganza, tu avaricia, tu poder, tu riqueza, tu ser más que los demás, tu … Una lucha a muerte hasta que desapareciendo tú queden solo tus frutos y puedan servir para el bien de otros. Ese fue el resultado de la Vida de nuestro Señor Jesús: la Cruz lo resume todo. Su entrega fue tal que se dio íntegramente hasta el último suspiro.

Evidentemente, lo único que nos puede glorificar es dar la vida por amor para el bien del otro, incluso si es el enemigo. Y confieso que me siento muy lejos de todo eso, pero también sé que la Gracia de mi Padre Dios me puede transformar y cambiar mi vida, mi trayectoria y todo lo que me impide darme y morir como el grano de trigo.

Cada instante, momento, día o semana puede ser Semana Santa. Momento en el que tú eres capaz de morir a ti mismo y darte por amor a los demás. Eso fundamentalmente es el significado santo de esos días en el que Jesús nos dejo el resumen de su Vida crucificado en la Cruz. Por eso, la Cruz resume muy bien todo el camino que tengo que recorrer. Y es que si mi vida no termina en la cruz, posiblemente he equivocado el camino. Posiblemente, he sembrado y cultivado muchos frutos, pero se han quedado para mi provecho y beneficio. No han sido ofrecido con y por amor a los demás.

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