Posiblemente habrás
advertido que si hubieses tenido ayer la madurez y la experiencia que tienes
hoy todo en tu vida sería distinto. Hubieras cambiado muchas cosas en tu vida y
la hubieses orientado de otra manera. No habrías cometido muchos de los errores
que has cometido y, posiblemente, todo hubiese sido diferente en el mejor de
los sentidos.
Pero, ¿por qué ha
sucedido eso? ¿Dónde estaban enterrados esos talentos que no fuiste capaz de
ver ni de advertir? ¿Por qué tanta precipitación, debilidad o inclinación a
dejarte llevar y seducir por la pereza, comodidad o placer? ¿Por qué no buscar,
no indagar y preocuparte por interiorizar tu propia vida y descubrir esos tesoros
que mantenías ocultos?
Nunca es tarde tengas
la edad que tengas. Siempre hay tiempo, mientras te dure la vida en este mundo,
de encontrar ese gran Tesoro que llevas dentro de tu alma. Simplemente, sólo
tienes que buscarlo y confiar en que lo encontrarás. Porque, tu verdadero
Tesoro está dentro de ti, en lo más profundo de tu corazón. Allí está tú, obra
de Dios y semejante a Él, tu Creador, esperándote para ofrecerte su Infinita
Misericordia, perdonar todas tus ofensas y, reconciliado en Él, darte la gloria
eterna.
De modo que busca, corre y vende todo lo que tienes para comprar y quedarte con ese gran Tesoro que es el «encuentro con Dios Padre».
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