Es bonito y
deseado ser semilla que se esparce a boleo por todas partes y que tienes la
oportunidad de crecer con libertad y dar frutos. Todo lo contrario en un mundo
donde unos pocos quieren controlar a muchos, por no decir a todos. Un mundo
donde la libertad está comprada, cautivada y sometida al capricho e interés de
unos pocos. Un mundo donde se cierran las posibilidades y se piensa
exclusivamente para unos cuantos.
Buscamos y
queremos un mundo donde las posibilidades se multiplican y se las halla con
facilidad. Un mundo donde la verdad y la justicia es aplicada de forma
transparente y en igualdad para todos. Un mundo conforme a la Palabra de Dios,
porque, precisamente, Jesús viene a eso, a conformar un mundo abierto, justo y
con posibilidades al alcance de la mano para todos.
Un mundo donde la semilla es sembrada libremente y dependerá de la tierra donde caiga para que se hunda, eche raíces y dé frutos. Cada cual será libre para abrir sus oídos y ojos y acoger esa Palabra que, vivida, dé buenos frutos. Porque tienes esas posibilidades: orilla del camino, terreno pedregoso, tierra de abrojos o tierra buena. Tú decidirás, pero ten en cuenta que siempre tendrás a Dios Padre a tu lado.
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