Es irremediable
separarlos, el bien y el mal crecen juntos y juntos llegarán hasta el final de
sus vidas. Donde hay trigo habrá también cizaña, donde hay ganancia hay también
perdida y donde hay ventajas hay también desventajas. El afán por querer lo
bueno, la ganancia o la ventaja despierta la ambición, el egoísmo y la
avaricia, y eso construye la mecha por donde arde la confrontación y nace la
cizaña.
Será imposible
separar el trigo de la cizaña. La libertad te dará opción a elegir y tu
naturaleza herida por el pecado sentirá la tentación de acaparar todo el trigo
y descartar al otro de ganancia. Así, el egoísmo y la avaricia harán que la
cizaña esté también presente y la confrontación, la lucha entre el bien y el
mal se eternizará mientras haya mundo.
La cuestión será limpiar y separar cuando llegue el momento. Porque, de hacerlo antes corremos el riesgo de confundirnos y arrastrar el bien mezclado de mal. Mejor dejarlo para el final donde con calma y una visión general podemos apartar lo bueno de lo malo nuestra vida.
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