miércoles, 16 de octubre de 2024

EL AMOR ESTÁ POR ENCIMA DE LA LEY

Es evidente que un pueblo sin ley va hacia la deriva. La ley regula la convivencia y pone el derecho y la justicia en su justo lugar. Es obvio considerar que la ley hace falta y es necesario cumplirla, pues, sin ella, no hay paz ni buena convivencia.

Sin embargo, por encima de ley está el amor. O dicho de otra forma: «Una ley sin amor tiende a transformarse en tiranía». Porque, cuando no hay amor, la ley se endurece para los débiles, y se elude para los fuertes. Son los poderosos los que mandan, disipando la ley para ellos, según conveniencias, y aplicándola para los débiles y pobres de forma radical.

Y esto es de todos los tiempos. Sucede en estos momentos en muchos lugares e instituciones de toda clase y tipo. El fuerte descarga su peso que carga en las espaldas de los más pobres, indefensos y débiles. Todo termina en las espaldas del pueblo al que le cae el peso de la hipocresía de los poderosos.

Y esta realidad no dejó de señalarla el Señor: (Lc 11,42-46): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir …

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