martes, 2 de junio de 2015

LUZ PARA GOBERNAR

(Mc 12,13-17)


A la hora de buscar luz y discernir sobre lo que debemos hacer, ¿dónde buscamos? Porque la luz del mundo no alumbra bien y deja muchas zonas de nuestro corazón a oscura. Sólo la Luz que viene de lo alto y nos asiste en el Espíritu Santo nos puede dar verdadera luz apoyada en la verdad, la justicia y el amor.

Ese es el problema de nuestro país, España. Hay mucha guerra entre unos y otros. Y también mucha corrupción e injusticias. Se dilapida el dinero cuando hay muchos ciudadanos que pagan religiosamente sus impuestos que luego, en circunstancias de enfermedad y necesidad no tienen para sufragarse sus medicamentos. ¿Dónde está la seguridad social y el fondo de solidaridad?

No se trata de quitarte a ti y ponerme yo. Se trata de servir y arreglar el país. No se trata de reformas y nuevos inventos. Se trata de vivir el amor. Y los que vienen se apoyan en nuevos engaños y en su inmaculada memoria porque son nuevos. Pero sus corazones no están en la verdad y la justicia, sino en el resentimiento, venganza e imponer sus ideas, no las doctrina del amor y la justicia.

Ese es el problema de muchos y el miedo de todos los que buscan la verdad. La causa, los pecados de tantos corruptos que han manchado la confianza de los votantes. Pero que abren el camino para otros corruptos que, con sus falsas promesas a los ciudadanos desesperados, ven la oportunidad de realizar sus ideales de poder. Mucho cuidado, porque lo importante es dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde, y buscar la justicia desde el amor y la caridad.

Hoy Jesús nos sorprende una vez más dando una respuesta genial a fariseos y herodianos que se le acercan y le ponen el dilema de los impuestos. «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?».  

Entienden que Jesús es veraz y que no mira por nadie, sino que es justo. Quizás esas sean las condiciones que toda persona, más los que aspiran a gobernar, deben tener. Ser justos y veraces, porque en la verdad está contenida la justicia. Justicia y verdad se corresponden porque quien no es justo, dice mentira. Y quien dice mentira, no es justo.

Pidamos Luz al Espíritu Santo para que seamos, cada cual en sus circunstancias, agentes de verdad, justicia y paz.

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