Jn 11, 19-27 |
El fundamento y la Roca en la que se apoya nuestra fe es Jesucristo, su Palabra y, sobre todo, la Resurrección, cumplimiento de su Palabra: "Yo soy la Resurrección. El que cree en Mí, aunque muera, vivirá" - Jn 11, 25. -. Ahora, la cuestión está en preguntarse si lo crees o no. Porque es ahí donde se esconde la llama, que prende el fuego en tu corazón, de la fe.
No te pares ni te distraigas en razonar o entender ese misterio de resurrección, porque nunca lo entenderás. Nuestra cabeza no está capacitada para eso, ni siquiera los más sabios e inteligentes. El hombre es criatura y no llega a comprender a su Creador. Simplemente, cree, como hizo Marta: Sí, Señor, yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo - Jn 11, 27 -.
Lázaro resucitó por voluntad del Señor. para que se manifestara su Gloria y Poder. Pero, a pesar de eso, muchos siguieron igual, establecidos, instalados y anquilosados en la razón y los afanes y ambiciones de este mundo humano, material y caduco.
Si bien, Lázaro tuvo que morir llegada su hora, como cualquier mortal, sufriendo y padeciendo la muerte como nuestro Señor Jesucristo. Una muerte que consiste en un paso para la otra vida, la verdadera y Eterna. Esa Vida que Jesús nos tiene prometida y que ha venido para dárnosla gratuitamente. Y que, como sello guardado en lo más profundo de nuestro corazón, experimentamos esa aspiración eterna que late dentro de nosotros y a la que nos sentimos llamados.
Porque, hemos sido creados para vivir, para la vida. Sería absurdo que nuestra vida tuviese fin, cuando nuestro Creador es Eterno y Señor de la Vida y la Muerte. Y nos ha creado por Amor para la Vida.
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