Sin lugar a duda, quienes buscan la verdad buscan el bien y mejorar la vida de las personas, y todo desde una actitud misericordiosa y bien intencionada. Ese es el mensaje que, al menos a mí me parece, de lo que nos dice Jesús, el Señor, en el día de hoy.
Se trata de no juzgar maliciosamente ni de armarse de deseos de venganza contra el otro. La cuestión y la finalidad es ayudar y trata de corregir el camino a quienes se hayan perdido o tomen un rumbo equivocado. Un camino que quizás nosotros conozcamos por haberlo recorrido antes o por también tomar el camino del mismo error. Un camino que de alguna manera hemos vivido y por el que hemos experimentado nuestros propios errores y pecados. Un camino que nos da, desde la acción del Espíritu Santo, experiencia, sabiduría y luz.
Y, de manera generosa y bien intencionada debemos compartir y ofrecer. No se trata de juzgar al caído ni de creernos mejores, sino de tratar de ayudar a corregirse compartiendo nuestros fracasos y éxitos para perfeccionarnos y crecer desde la Palabra que el Señor nos da y nos alimenta. Por lo tanto, no juzgue sin antes mirarte y ver tus propios errores, porque sólo así podrás ver la brizna que hay en el ojo de tu hermano y cuidarte de la viga que tienes en el tuyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.