No cabe duda que tu mirada hace mejor o peor las cosas. Hablamos de la mirada, pero todo dependerá de la manera que tú te dispone frente a las cosas. Puedes enfrentarte a regañadiente, molesto y agresivo, o puede que las aceptes, trates de adaptarte y sacarle el mejor provecho y disfrute. Porque, dependiendo de como te enfrentes la situación no va a cambiar. Lo más prudente, inteligente y de buen gusto es aceptar lo que hay y tratar de mejorarlo con paciencia, buen humor y viéndolo positivamente.
Todo eso lo resumimos con la mirada. Dependerá de la mirada con que mires tu vida y todo lo que te rodea; tus circunstancias, tus limitaciones, tu ambiente, tu momento y todo lo que de alguna manera incide en ti. Conviene limpiar esa mirada y cargarla de buenas intenciones para ver las cosas de otra manera y con otra disponibilidad y agradecimiento. Conviene tocar nuestra mirada de gratitud y de ver con claridad todo lo que tenemos, la vida, la salud, los amigos, los enemigos que nos dan la oportunidad de crecer en el amor y la satisfacción de darnos y entregarnos por servir y mejorar la vida de todos.
Son esos nuestros verdaderos tesoros y los que debemos ahorrar. No depositándolos en el banco sino en nuestro corazón. Porque, allí ni la polilla ni la carcoma los roen ni nadie te los puede quitar. Los llevarás junto contigo hasta presentarlo a Dios. Por eso necesitamos al mejor inversor, que nos ilumina y nos señala donde podemos invertir esos nuestros talentos, recibidos gratuitamente, y hacerlo de forma gratuita tal y como los hemos recibido.
Y sabemos donde está quien nos da la Luz que nos ilumina el camino del verdadero tesoro que es el amor. Un tesoro incorruptible que nos acompaña y que nos da la Vida Eterna.
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