Mt 9,18-26 |
Jesús nos lo dijo: "Si tuvieran una fe como un grano... -Mt 17, 20- y Él siempre habla en Verdad y cumple su Palabra. Pero, sucede que no terminamos por creérnoslo y todo no pasa nada. Lo mismo le ocurrió a Jesús en su pueblo. En el Evangelio de ayer nos lo decía, "nadie es profeta en su tierra", y no hizo milagros en su pueblo porque no tenían fe.
¿Tenemos la suficiente fe nosotros para creer que el Señor lo puede todo? Esa es la pregunta que nos suscita hoy el Evangelio. La duda salta enseguida. Quizás no sabemos qué pedir, o qué realmente conviene pedir. Porque, puede ocurrirnos que lo que pedimos no conviene o no procede. De todas formas, tengamos confianza en el Señor que Él nos guiará e iluminará para pedir bien.
El Evangelio nos pone ejemplos de personajes que creyeron en Jesús y tuvieron respuesta del Señor. Respuesta afirmativa. Aquel magistrado creyó que Jesús era su única y verdadera esperanza, y, al parecer, sin titubeos, solicitó al Señor que le devolviera la vida a su hija. Realmente, no sé cuál sería su fe, pero Mateo testimonia que su hija fue resucitada. Yo también he pedido esa resurrección para muchos enfermos y hasta familiares, pero no ha sucedido como yo pedía. Tendré que reconocer que, quizás, mi fe no era suficiente. O que el Señor no puede ir curando todo las solicitudes que le lleguen, pues sería algo sin mucho sentido.
Nuestra fe debe apoyarse en que el Señor nos salvará definitivamente al final. Porque, la salvación temporal de este mundo no es eterna sino transitoria. La verdadera será después de compartir nuestra muerte con Él. En este sentido, si puedo dar testimonio de que he sido devuelto a la vida después de un ataque directo al corazón y estar aparentemente muerto casi veinte minutos. Si el Señor me mandó de nuevo a este mundo o no está por ver, pero yo creo en lo primero.
También, aquella mujer, creyó en el poder de Jesús y, acercándose a Él, tocó su manto y quedó curada. También yo creo que Jesús despertó mi corazón parado y me envío al mundo, y que, por su Amor y Misericordia, me salvará porque confío en Él. En él pongo toda mi confianza, mi esperanza y mi vida.
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